SOLVE ET COAGULA
El estudio como huella y dispositivo
Hay una foto en especial que Juan señala cada vez que comparte su paso por la salita: la primera imagen que marca el inicio de su histo-
ria con temporal_. Curiosamente, no es una foto de ningún estudio, pared u obra en particular, sino una polaroid con luz y plantas; de
esas fotos bonitas que quedan como la gente suele imaginar que queda una polaroid, siempre a punto de desvanecerse. Pídanle a Juan
que se las muestre, a menos que la encuentren ustedes mismxs.
Durante los últimos cinco años de su carrera como fotógrafo, Tribaldos ha tenido la oportunidad de visitar numerosos estudios de
artistas en Costa Rica, documentando no solo sus obras, sino también los espacios y objetos que conforman sus entornos de trabajo.
Estas visitas han surgido tanto de proyectos autogestionados, como temporal (2018–2021), como de encargos realizados por galeristas,
gestores, espacios de arte o lxs mismxs artistas.
Lo que comenzó como un ejercicio de documentación se transformó, con el tiempo, en una búsqueda más profunda. En un contexto
cultural donde la infraestructura para el arte es limitada y los archivos sobre procesos artísticos son escasos, documentar estos espacios
se vuelve también un gesto de cuidado. Este proyecto propone crear un archivo público que registre los lugares y formas en que se pro-
duce arte, aportando a la memoria colectiva y abriendo nuevas preguntas sobre sus narrativas y vínculos con el entorno.
El estudio del artista no es solo un espacio de producción: es un archivo de lo cotidiano, orden y desorden que rige su propia lógica
interna; un territorio habitado por capas afectivas, decisiones invisibles y huellas que no siempre buscan ser vistas. En cada estudio hay
algo de ruina y algo de nacimiento. Este proyecto le ha permitido a Tribaldos construir un archivo visual de los estudios, las obras en
proceso, retratos de artistas y la atmósfera íntima de esos lugares pocas veces accesibles para el público. Es un intento por registrar no
tanto el resultado, sino el proceso; no tanto la obra, sino las condiciones que la permiten.
Solve et Coagula es una máxima alquímica que habla de descomponer para transformar. Aquí, quizá, se traduce en el gesto de
desmontar imaginarios heredados de la documentación artística y rearticularlos desde nuevas relaciones o posiciones críticas. Este de-
spliegue en la salita, este metarchivo, nos permite dos miradas: por un lado, la construcción del archivo del estudio del artista, ese lugar
donde todo —o gran parte del todo— ocurre; y por otro, el proceso de Juan, un proceso menos obvio, hecho de decisiones estéticas,
sobre todo a través del uso de la fotografía análoga, con un estilo que revela una total libertad.
También se cruzan en este archivo sus
colaboraciones con amigxs cercanxs —Roberto, Erick, Óscar, por mencionar algunos nombres—, su entusiasmo a la hora de compartir
y recibir visitas en la salita, y los tecnicismos de su oficio, que atraviesan de manera discreta pero constante todo este recorrido.
Juan convirtió la salita en un archivo, pero es también un archivo de su proceso de archivo. Todo esto parece un no lugar. La salita
como no lugar. Como a veces las casas son también los estudios. Como dice Arlette Farge en El sabor del archivo, el archivo no es sólo
fuente de conocimiento, sino también de vértigo. El vértigo de encontrarse con rastros que interpelan, que no siempre se comprenden,
que se resisten a la lógica cronológica o narrativa. Lo que se conserva, lo que se olvida, lo que aparece por azar: todo ello configura una
arquitectura emocional que define cada espacio de trabajo.
El archivo que aquí se propone es también una invitación a pensar en el archivo mismo. Derrida (1997) plantea que el archivo no
es neutral, y que toda creación de archivo implica también una política del porvenir. En su visión, cuando hablamos de los archivos
también estamos hablando del futuro. El archivo no es sólo un depósito del pasado, sino una fuerza que organiza lo que viene —quién
tendrá acceso, cómo se interpretará la historia, qué será recordado o olvidado. Al guardar, seleccionar y reinterpretar la memoria, esta-
mos también moldeando cómo será comprendida, usada o desafiada por quienes vendrán después. En el arte, por ejemplo, los archivos
pueden ser tanto una cápsula del tiempo como una plataforma de especulación.
Este archivo no se construye únicamente con documentos, sino con restos: con polvo, con manchas, con rastros en las fotografías que
son un poco producto del azar, con la luz que cae a cierta hora del día sobre una esquina cualquiera. Este ensayo visual propone una
cartografía emocional del estudio del artista: un mapeo de sus escondites, del paso del tiempo, de sus rituales. Un archivo que busca
abrir preguntas: ¿cómo se construye una práctica artística? ¿Qué espacios la sostienen? ¿Cómo podemos leer estos lugares no solo
como arquitectura, sino como testimonio de una sensibilidad?
Una polaroid es el punto de partida y también completa el círculo. La historia de esta salita temporal en Abra está relacionada con su
llegada a la salita en temporal_, en el año 2018, cuando Juan trabajó con Luciano y Sergio Leiva, cuando iniciaron las visitas al estudio
de Luciano. El círculo de las políticas de la memoria versus las políticas del olvido.
Texto por Cristina Ramírez León
Referencias:
_Derrida, J. (1997). Mal de archivo. Editorial Trotta
_Farge, A. (2017). El sabor del archivo. Fondo de Cultura Económica.
_Guasch, A. M. (2011). Arte y archivo (1920–2010): Genealogías, tipologías y discontinuidades. Ediciones Akal.
_Hall, J. (2012). The Artist’s Studio: A Cultural History. Thames & Hudson.